Por Carrasco, G. y Soto, W. Directores de la plataforma de cambio social y ecológico “2811” y consultores para Ashoka U en Latinoamérica.
Universidades desafiadas
Las universidades hoy están siendo desafiadas por diversos cambios económicos, sociales y ecológicos. Esto provoca reformas en la educación superior a nivel global, guiados por un entendimiento de que estas instituciones “debiesen jugar un rol más amplio y directo en la promoción del desarrollo social y económico”.
En particular, algunos de los cuestionamientos vienen de parte de gobiernos que le han quitado prioridad a la generación de conocimiento en algunas ciencias cuestionando su contribución a la sociedad, como ha sido el caso de Brasil en los últimos meses.
Por otro lado, los desarrollos tecnológicos también han generado un panorama desafiante, tanto por la creciente aparición de plataformas de aprendizaje online de alta calidad, como por programas de formación superior no reconocidos oficialmente, pero que agregan alto valor al desarrollo profesional de sus egresados.
Las competencias y conocimiento que requieren los alumnos para ser exitosos en su campo de desarrollo cambian constantemente y cada vez más rápido a medida que la tecnología avanza.
Al mismo tiempo, desde un punto de vista institucional los procesos de acreditación de universidades piden crecientemente una mayor contribución al desarrollo de las ciudades y territorios dónde las instituciones desarrollan su gestión.
A lo anterior, se suma la creciente demanda por investigación inter y transdisciplinar, de parte de algunos rankings de universidades.
La contribución de la innovación social a estos desafíos
El campo de estudio de la innovación social pareciera contribuir a estos desafíos. “Innovación social” se puede definir como una solución novedosa que es más efectiva, eficiente y sostenible que las existentes, respecto a un problema social determinado.
Además, diferentes autores han incluido características a este proceso: por un lado, el proceso de satisfacción de necesidades sociales crearía nuevas relaciones o posibilidades de colaboración, impactando en la capacidad del grupo social para actuar.
La innovación social funciona como un proceso complejo que cambia las rutinas básicas, los flujos de autoridad y recursos, y el sistema de creencias donde se inserta, con un modelo de negocios que crea valor social.
Al mismo tiempo, en el centro del concepto está el involucramiento de los ciudadanos, lo que se entiende cómo “co-creación” o “co-producción” de estas soluciones.
En este sentido, la innovación social, como resultado y proceso y a través de sus valores centrales, no solo responde a las necesidades de cambio en la formación, en la investigación y la vinculación con el medio, si no que es una respuesta para la operación de instituciones que deben enfrentar estos cambios y desafíos.
Si bien el concepto puede ser novedoso, dados sus principios, no es ajeno al qué hacer de las instituciones de educación superior, de hecho, lo han estado practicando de ciertas formas, con o sin ese nombre.
En términos de oportunidades que ofrece el campo de innovación social, se puede dividir el análisis en las tres misiones de la universidad:
En la formación, permite acercar a los estudiantes de una forma menos asistencialista a las comunidades. En este sentido, viene a contribuir a las estrategias de RSU y A+S, con nuevos métodos, con una nueva mirada, de forma interdisciplinaria y dónde las soluciones se co-creen. En formación también contribuye a un trabajo interdisciplinario de parte de los estudiantes, dado que los problemas sociales así lo requieren.
Es natural ver en cursos de innovación social en escuelas de negocios, como los estudiantes requieren métodos de otras ciencias como la sociología, psicología o trabajo social. Un esfuerzo interesante en esta línea ha desarrollado el proyecto Students4Change, al instalar módulos de formación en competencias relacionadas a innovación social en más de 50 cursos de 10 universidades latinoamericanas.
En investigación, se observan tres efectos. Por un lado, provoca que la investigación de las universidades tenga un mejor impacto en las comunidades, entonces se produce investigación más relevante para los problemas sociales y ecológicos de las comunidades cercanas. Y, por otro lado, viene a potenciar la investigación interdisciplinaria.
Una estrategia de innovación social que impacte la investigación y transferencia de la universidad pone cuidado en la generación de conocimiento para el sector de cambio social y ecológico (muchas veces dejado de lado por las estrategias de transferencia de universidades que ponen sus énfasis en la transferencia comercial de conocimiento), y al mismo tiempo abre la posibilidad de un crecimiento en la generación de spin-off a modo de “negocios sociales” desde la universidad.
En vinculación con el medio, la innovación social viene a acercar a la universidad a las comunidades, entonces más allá de hacer “extensión”, las instituciones logran involucrarse uno a uno con las comunidades.
Al mismo tiempo, pone a la universidad en el centro de las estrategias de generación de soluciones para las problemáticas territoriales. Y también, conecta a distintas universidades para desarrollar investigaciones conjuntas, como lo grafican las redes de Academia B o el proyecto “Latin American Social Innovation Network” – LASIN.
En relación con la institución en si misma, la innovación social viene a proponer una cultura que valore el error y un sistema que democratice la toma de decisiones al interior de la universidad.
Cuando la innovación social se instala en las instituciones de educación superior, los incentivos cambian para centrarlos en la formación de estudiantes que tengan las herramientas para cambiar su entorno.
Según el trabajo de Ashoka U con Changemaker Campus en todo el mundo, una institución que utiliza la innovación social como estrategia para el cambio y vive los valores de la innovación social de una forma más intencional, aumentará la capacidad de la institución para adaptarse, innovar y ser resiliente, ahora y en el futuro.
Brechas en las Universidades que han dado el paso hacia la innovación social
Varias universidades ya han venido avanzando en innovación social, pero aun con algunas brechas. En términos de formación, se observa una tendencia a abordar la innovación social como un conjunto de metodologías, más que una mirada sistémica a un problema social o ecológico.
En este sentido, no se explora en profundidad los problemas, como lo hacen otras ciencias. En cuanto a investigación, existen distintas escuelas de pensamiento respecto a la definición del término lo que hace desafiante el trabajo de los investigadores. Esto no es ajeno a una disciplina naciente como lo es la innovación social, aun así, debe existir un esfuerzo colectivo por avanzar con más claridad en el campo.
En términos de desarrollo institucional, las instituciones de educación superior han demostrado dificultades a la hora de adoptar estrategias de forma ágil, muchas veces siendo instituciones muy resistentes al cambio y llegando tarde a las soluciones que se necesitan.
A modo de desafíos generales, se puede distinguir, por un lado, la baja producción de investigación desde el sur, concentrándose principalmente en Europa o Estados Unidos.
Una aproximación más latinoamericana con un mejor contexto a nuestra cultura, historia y problemáticas haría que el campo de estudio sea más atinente a las agendas de nuestras universidades.
Como consecuencia de lo anterior, existe una baja colaboración sur-sur, lo que es necesario para “fomentar procesos más inclusivos y sustentables en términos económicos y sociales en el Sur Global.
Y, por último, la innovación social también requiere de las universidades una forma de gobernanza distinta, más inclusiva, transparente y co-creada con estudiantes y la comunidad vecina.
Para esto es necesario dejar de lado las lógicas autoritarias, de celos académicos, poco transparentes y de escasa inclusión de stakeholders clave que aún persisten en la mayor parte de nuestras casas de estudio.
Ciertamente, adoptar la innovación social como una estrategia de desarrollo universitario, pasa también por la voluntad de cada comunidad universitaria de hacer frente a los nuevos desafíos y de aprovechar las oportunidades que este campo de estudio otorga.
La colaboración intersectorial e interuniversitaria es fundamental y eso es lo que trata la aceleradora de proyectos universitarios de innovación social, Ashoka U Commons Latam.
La innovación social está en una etapa naciente de desarrollo, las investigaciones continúan creciendo año a año y cada semestre aparecen nuevos programas curriculares y extracurriculares en nuestras universidades. Todo indica que será un campo que retome las estrategias de las casas de estudios para potenciar su rol de promoción del cambio social y ecológico, actualizarlas a los nuevos tiempos y, por qué no, cambiarlas desde adentro.