En 2008 Lynn Johnson y su esposa Allison Keny fundaron Spotlight: Girls, una empresa social que educa, inspira y empodera a niñas y mujeres a través de las artes plásticas y escénicas para convertirse en las líderes que el mundo necesita.
Utilizando la metáfora teatral de: “estar bajo el reflector” , el movimiento impulsa a niñas y mujeres para ocupar un lugar en el centro del escenario y que su voz sea escuchada. Para Spotlight: Girls es indispensable que las niñas sepan que tienen el derecho de ser las protagonistas de su propia vida y reclamar ese espacio en la escena social.
En una entrevista publicada en Conscious Company Media Lynn Johnson afirma que muchas de las injusticias en temas de equidad de género están basadas en la falta de equilibrio que hay entre el poder asociado a la masculinidad y feminidad:
“Como una niña negra, pronto aprendí que tendría que estar de acuerdo con asumir papeles secundarios, literalmente en el teatro y figurativamente en la vida (…)
Me di cuenta de que muchas de nosotras aprendemos que lo importante es cómo te ves por ser una niña. La apariencia establece la medida más importante de nuestro éxito, en lugar de lo que podemos inventar o crear.”
En 2018, Estados Unidos fue el escenario en donde se gestaron los movimientos #MeToo y #TimesUp logrando que la voz de las mujeres que ya estaban bajo los reflectores fuera escuchada para denunciar la agresión y acoso sexual en la industria del cine y la televisión. Johnson asegura que estos movimientos provocaron una conversación común en su país:
“Hay muchos espacios que no son seguros para mujeres y niñas. ¿Cómo podemos cambiar eso? «Deberíamos abrazar esas conversaciones y pensar en cómo ayudar a las mujeres jóvenes a defenderse por sí mismas y ayudar a los hombres jóvenes a entender su privilegio en la sociedad”
¿Cómo empezó todo?
Spotlight: Girls nació con la idea de enseñar a niñas a encontrar y fortalecer su voz para ser miembros activos en una sociedad donde la masculinidad es privilegiada y las mujeres suelen tener un rol antagónico en conflictos que atentan directamente contra sus derechos.
Todo comenzó cuando Lynn y Alison crearon un curso de verano llamado “Go Girls” en donde enseñaban habilidades sociales y emocionales a través del arte. El campamento inició en 2008 con tan solo 17 niñas inscritas que asistían emocionadas al sótano de una iglesia en Oakland, California. Actualmente sus programas atraen a más de 500 personas por año en diversas zonas de la Bahía de San Francisco.
Al inicio Lynn y Alison eran las maestras principales del programa, pero en la medida en la que éste crecía se dieron cuenta de que necesitaban re articular su misión, lo que enseñaban a las niñas y lo que significaba enseñar habilidades emocionales a través del arte. Fue entonces cuando crearon el “Código de Cultura”, una metodología que a través de 5 puntos funge como el pilar de valores bajo los que se rige su empresa:
Algunas de las niñas inscritas en el primer curso de verano de Lynn y Allison trabajan actualmente en la empresa y con los años han descubierto que las niñas inscritas en los programas continúan su camino de impacto al convertirse en mentoras de las nuevas generaciones de Spotlight: Girls.
¿Dónde están ahora?
Lo que inició como un pequeño curso de verano alojado en el sótano de una iglesia, hoy es una empresa multi premiada y certificada como Empresa B, el máximo reconocimiento a empresas cuya labor social es destacada.
Ser una Empresa B significa que cumple con estándares rigurosos de responsabilidad, transparencia y desempeño social y ambiental. Esta certificación tiene una perspectiva holística y evalúa todos los aspectos de una empresa, desde su impacto ambiental y social, hasta su gobierno corporativo y la participación de la comunidad.
No es casualidad que los medidores de impacto de Spotlight: Girls crezcan año con año y que el 56% de los padres reporten un crecimiento en la confianza de sus hijas después de solo 2 semanas dentro del campamento.
Spotlight: Girls es una iniciativa que está sentando las bases para construir una sociedad en donde la equidad de género no sea la excepción, sino la regla, y en donde las niñas crezcan con valores que les permitan reconocer el poder de su voz para construir una sociedad más justa e incluyente.