¿Es mejor sustituir al gobierno con el sector privado?
Recapitulando la primera parte de esta columna, los esquemas de Pay for Success o mejor conocidos como Social Impact Bonds, consisten en canalizar capital privado para financiar programas sociales (educación, reinserción laboral, etc.) en el que uno o varios inversionistas destinan sus recursos con la expectativa de recibir retornos (ROI), mismos que (por previo acuerdo) serían pagados por el gobierno si es que dicho programa social demuestra cambiar ciertos los indicadores meta, en un (usualmente corto) plazo de tiempo.
Pues bien, la vez anterior no dejé de echar flores a este mecanismo por su gran potencial de impacto social. Pero como todo, siempre existen puntos débiles que deben ser tomados en cuenta antes de embarcarse en un compromiso de estas dimensiones. De eso trata esta segunda parte.
Algunos de los defectos de este esquema son mencionados por R. Chambers, en el contexto del financiamiento que (con dinero público) aporta el Reino Unido a programas de desarrollo en otras partes del mundo. Si bien, la dinámica que opera en el Reino Unido a través de DFID no es estrictamente la misma que los Social Impact Bonds, podemos hacer extensivos, a estos últimos, algunos de sus defectos:
- Evaluar y financiar con base a resultados hace más difícil lidiar con la complejidad y los cambios impredecibles de los proyectos. Los objetivos limitan la adaptabilidad y la flexibilidad.
- La obligación de reportar números que comprueben la efectividad del programa hace que se ponga demasiada atención a los números, en detrimento de otras metas menos medibles como empoderamiento y sustentabilidad. Además, puede llevar a exagerar resultados o maquillar cifras con tal de no perder el financiamiento.
- ‘Aquellos programas que son medidos con más precisión y facilidad son los menos transformacionales, y aquellos que son más transformacionales son los menos medibles’. Según el propio Andrew Naitsios, ex-director de USAID.
- Enfatizar tanto el rol del dinero hacer parecer que la gente involucrada busca su propio interés y no un verdadero cambio.
No por lo anterior quiero sugerir que no se deban tomar en cuenta estos esquemas. Personalmente creo que tienen un potencial muy grande si son aplicados en proyectos que son fácilmente medibles y que, aunque quizá no transformen el mundo entero, cambien la vida de las personas más desfavorecidas.
Por último, si ya estás trabajando en implementar Social Impact Bonds en tu municipio o estado, no dejes de mandarme un DM a @aguirreq en Twitter.