La migración, ¿una oportunidad de un millón de dólares?

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En colaboración con Alejandra Cantú y Diego Casares (Hult Prize, México)

Existen aquellos que se sientan a esperar que las cosas pasen y aquellos que hacen que sucedan. Del 27 al 29 de enero 20 alumnos del Tecnológico de Monterrey (México) se dedicaron a hacer un cambio en la vida de aquellos que se ven obligados a dejar su casa y van en busca de una oportunidad.

Trabajaron en equipo para darle a estas personas algo que muchas veces pierden en el camino: su dignidad. No será una tarea sencilla pero estos alumnos están dispuestos a dirigir su tiempo y su esfuerzo para apoyar a lo que es sin duda uno de los grupos más vulnerables de personas en nuestra sociedad: los migrantes.

Bootcamp Social: Validar para emprender

Durante estos días los alumnos se dirigieron a Guadalajara en donde trabajaron en un programa intensivo de 3 días tratando de formar una idea de negocio enfocada a mejorar la calidad de vida de los migrantes y refugiados. Cada equipo tenía un enfoque diferente, pero todos con una misma meta.

En el denominado “Bootcamp Social” los alumnos salieron a hacer trabajo de campo para validar problemáticas sociales, todo esto a cargo de Ury Sarabia y el equipo de StartUp Essentials. Los equipos se comprometieron a dejar su idea de lado y escuchar a los migrantes con la mente abierta para descubrir qué es eso que les duele y necesitan mejorar.

Dejando a un lado sus responsabilidades y preocupaciones personales los jóvenes se dirigieron a la casa de migrantes ubicado en la colonia Cerro del Cuatro en Tlaquepaque Jalisco, para adentrarse un poco más en la vida de los migrantes que pasan por México.

Escucharon historias de valentía y dedicación, se inspiraron de la lucha que estas personas llevan a cabo, se dieron cuenta que no hay alguien más valiente que aquel que sale de su casa y se encomienda en ese viaje con la esperanza de poder poner pan sobre la mesa de su familia. Descubrieron que la promesa de mejorar la vida de su familia es el motor de la mayoría.

Durante estos 3 días los alumnos trataron de evitar uno de los errores más comunes de los emprendedores sociales (y de los emprendedores en general): no escuchar a nuestro cliente o beneficiario. Después de escuchar tantas historias los alumnos se dedicaron a trabajar en su proyecto con una visión empática. Con cada historia entendían más y más las oportunidades donde nadie más las puede ver.

Universitarios apostando por el emprendimiento social

El trabajo de los equipos aún no terminó. En las siguientes semanas los equipos seguirán experimentando con los actores clave que rodean esta problemática, con un simple objetivo, encontrar un modelo de negocio sustentable y escalable.

Algunos equipos trabajan en cómo concienciar a la sociedad sobre el problema, otros se enfocan en cómo mejorar su estancia en los países de paso y otros en cómo aminorar alguno de los muchos retos que enfrentan. 

Estos equipos estarán participando en Hult Prize, la competencia de emprendimiento social más grande del mundo, que este año obtuvo más de 50,000 aplicaciones.

Se unirán a otros de más de 650 universidades de todo el mundo, unos viajarán a Dubai, otros a San Francisco y otros Shanghai a la etapa regional de la competencia Hult Prize para conseguir su pase a la etapa final.

Los emprendedores se llevan la gran tarea de no solo representar al Tecnológico de Monterrey, sino a todos los Mexicanos, y demostrar que donde unos ven un problema y ponen un muro, otros ven una oportunidad y mucho talento.

Estos alumnos han logrado entender que el poner etiquetas y darle la espalda a la gente, nos hace más pobres, y que cada país se ha construido en relación con aquellos que llegan y son capaces de materializar el talento que existe y que el potencial humano puede llegar tan lejos como queramos.

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