La inclusión como clave del impacto transformador

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El 85% de los proyectos de impacto fracasan por una razón clave: la falta de colaboración y participación activa de las comunidades. Este dato no solo es alarmante, también subraya una lección fundamental para quienes trabajamos en generar cambios significativos: sin las voces locales, los proyectos carecen de raíces y, tarde o temprano, se desmoronan.

Imaginemos una comunidad donde se implementa un proyecto sin consultar a las personas locales. Al principio, parece prometedor: se despliegan recursos, hay entusiasmo inicial y se establecen metas ambiciosas. Pero meses después, el proyecto colapsa porque no aborda las verdaderas necesidades de los que busca beneficiar. Ahora, visualicemos ese mismo proyecto, pero esta vez co-diseñado con las personas de la comunidad. El resultado es completamente distinto: éxito sostenible, empoderamiento colectivo y resultados que perduran en el tiempo.

Durante la última Reunión Anual de Miembros de Latimpacto, exploramos cómo convertir la inclusión en el corazón de las soluciones para garantizar su efectividad y sostenibilidad. También tuve la oportunidad de entrevistar a Gabriela Castillo, Directora de Inversiones de Capital de la CAF; Juan Manuel Rosas, Director de Fundación Gigante; y Gerardo Lozoya, Líder de Inversiones y Asuntos Corporativos de Grupo Alsea, quienes nos compartieron aprendizajes clave basados en su experiencia.

Desde incluir a los beneficiarios en las decisiones de capital, hasta construir programas desde las iniciativas comunitarias y fomentar la autosostenibilidad a través del compromiso local, sus perspectivas subrayan la importancia de involucrar a todos los actores relevantes.

Integrar a los beneficiarios

La participación activa de los beneficiarios en el diseño de los proyectos es un factor determinante para el éxito. Cuando las comunidades están involucradas desde el inicio, sus perspectivas y necesidades se incorporan directamente en las soluciones. Esto permite que los proyectos sean relevantes y alineados con su realidad, evitando malentendidos o intervenciones descontextualizadas. Además, integrar a los beneficiarios fomenta un sentido de pertenencia y responsabilidad, lo que aumenta el compromiso hacia los resultados.

Un ejemplo claro de este enfoque es el co-diseño de estrategias junto a las comunidades. Gabriela Castillo, Directora de Inversiones de Capital de la CAF, destaca que incluir a los beneficiarios en la toma de decisiones del capital es clave, ya que ellos conocen mejor las brechas y problemáticas que los afectan. Este enfoque garantiza que las soluciones sean pertinentes y efectivas, y que respondan directamente a las prioridades locales. Asimismo, Juan Manuel Rosas, Director de Fundación Gigante, resalta que trabajar con los beneficiarios directos permite construir programas desde abajo hacia arriba, partiendo de las iniciativas, intereses y vocaciones de cada persona.

Considerar a todos los stakeholders en la toma de decisiones

El impacto transformador también requiere un enfoque integral que considere a todos los stakeholders en la toma de decisiones. Esto incluye no solo a las comunidades beneficiarias, sino también a organizaciones, donantes, gobiernos y otros actores clave. Cada stakeholder aporta una perspectiva única que enriquece el proceso de diseño y ejecución, asegurando que las soluciones sean holísticas y sostenibles.

Gerardo Lozoya, Líder de Inversiones y Asuntos Corporativos de Grupo Alsea, subraya que la clave para hacer autosostenible un proyecto, como sus comedores comunitarios, es involucrar a la comunidad. Esto no solo hace que el proyecto sea más eficiente, sino que también asegura que las personas abracen la iniciativa como propia, generando un impacto duradero.

Fortalecer las capacidades locales

Una de las lecciones más significativas compartidas durante la reunión fue la importancia de fortalecer las capacidades locales como un componente esencial del impacto sostenible. Este enfoque no solo busca resolver problemáticas inmediatas, sino también dotar a las comunidades de las herramientas necesarias para enfrentar futuros desafíos por sí mismas.

Fortalecer capacidades implica brindar formación, acceso a recursos y oportunidades para que las comunidades puedan liderar sus propios proyectos. Como señaló Gabriela Castillo, la capacitación es fundamental para cerrar brechas estructurales, mientras que Juan Manuel Rosas destacó que empoderar a los beneficiarios con habilidades prácticas asegura que los proyectos trasciendan más allá de las intervenciones iniciales. Al crear líderes locales, se fomenta una cultura de innovación y resiliencia que multiplica los beneficios del impacto social.

El aprendizaje es claro: el futuro del impacto está en la unión de fuerzas. Organizaciones, líderes locales y comunidades deben trabajar juntas para co-crear soluciones que realmente transformen. Este modelo no solo asegura resultados, también potencia el sentido de pertenencia y empoderamiento, claves para un cambio profundo y duradero. 

¡Es momento de replantear el cómo hacemos impacto! La inclusión es nuestra mejor herramienta para construir un mundo más justo y sostenible.

Y tú ¿Cómo integras la participación comunitaria en tus proyectos de impacto?

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