Histriónicas Hermanas Hímenez: El teatro que necesitamos

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Conciertos, con censuras por “inmoralidad” de por medio, en mercados de la Ciudad de México. Formación en teatro cabaret a mujeres en situación de reclusión. Búsqueda incesante de mujeres colaboradoras para sus proyectos: músicas, ingenieras de sonido, fotógrafas, videastas. Presencia en Caracoles zapatistas y teatros en Ciudad de México, Jalisco y Yucatán. Una comunidad de facebook de 16K seguidoras. Te presentamos las Histéricas Históricas de las Histriónicas Hermanas Hímenez: un emprendimiento de carácter cultural y social que va más allá del teatro-cabaret feminista y ha vivido para contarlo.

Un origen rebelde

Las Histriónicas Hermanas Hímenez, o al menos sus dos fundadoras, “Rota Hímenez” (Ana Beatriz Martínez) y “Elástica Hímenez” (Yanet Miranda), se conocieron en medio de una protesta, más precisamente, una intervención contra el alza del precio del Metro en la Ciudad de México. Conversaron sobre lo cotidiano, las problemáticas, y también, sobre el teatro: Yanet llevaba un tiempo incursionando en él a través del cabaret, y a Ana Beatriz le llamaba, desde entonces, la atención. Ese fue el origen del Todo.

A su propuesta se suman los riffs pegajosos de Claudia Arellano; el bajo de Karla Molkovich; los redobles de Carolina Reyes y las singulares voces y composiciones de Yanet Miranda y Ana Beatriz Martínez, quien también introduce, de vez en cuando, notas de violín. De su crew forman parte, igualmente, Gina Xequé, en la mezcla y el máster, y un conjunto de diseñadoras y fotógrafas, a las que Yanet y Ana siempre están convocando en respuesta a un contexto donde las mujeres artistas son invisibilizadas (y silenciadas).

La mayoría de las integrantes de esta “banda octogenaria” se identifica como lesbianas, o como bisexuales, razón por la que la pregunta sobre si “esto es importante para ellas al crear su propuesta” se vuelve relevante. Yanet Miranda, cofundadora, compositora y vocalista del show, dice que sí pues, entre otras cosas, el teatro se vuelve un espacio para representarlo y, sobre todo, para sacarlo del tabú y compartir sus experiencias con otras mujeres.  

Miranda, quien además nos invita a no llamar esto un “concepto”, sino un “acontecimiento”, dice que a través de las HHH ha sido posible no solo hablar de la problemática, sino invitar a otras mujeres a abandonar el silencio, algo que difícilmente pudieron hacer abuelas, madres, tías y en general, mujeres a las que el sistema silenció por medio de múltiples violencias y no encontraron maneras de romperlo junto a otras: este espectáculo es una apuesta, desde la experiencia y la creatividad, para lograrlo.

En su relato, Yanet también habla de la dificultad por encontrar financiamiento para seguir construyendo este “acontecimiento”, pues si bien está lleno de mensajes sobre la necesidad de frenar la violencia, la humillación y el desprecio hacia las mujeres, parecen ser justamente estas denuncias las que juegan en contra y se convierten en una forma, más silenciosa y perversa, de censura.

Reinventar, desde el escenario, en un país feminicida

Precarización laboral frente a un panorama que apoya poco al teatro, especialmente aquel hecho por mujeres. Invisibilidad de artistas mujeres. Procesos atravesados por la violencia sistémica que coloca a emprendimientos como estos en situaciones silentes o de poca visibilidad, pero que proponen mucho más de lo que, en apariencia, dicen. Incluso con las “imposibilidades” ante las que coloca el sistema, resisten, buscan la forma de autofinanciarse y continuar representando a un sector muy particular de mujeres: las periféricas, esas de las que nadie habla.

Ana Beatriz Martínez, cofundadora y vocalista de la propuesta, cuenta que frente al actual contexto feminicida, la de las HHH es una historia ficticia que busca narrar, desde el humor y la no-revictimización, cómo imaginan la vejez estas mujeres lesbianas, bisexuales y disidentes, “como una forma de hacernos justicia para contar nuestras propias vivencias y errores, criticarnos y rehacernos a nosotras mismas en las que somos hoy”.

Con ritmos que habitan la cumbia, el punk y otros géneros desde los que se han hecho presentes cuestionamientos sistémicos, de forma histórica y alrededor del mundo, las HHH buscan poner en el centro apuestas que no están bien vistas, pero que ayudan a entender, por ejemplo, el ejercicio de poder detrás de la distribución del trabajo de cuidados, revisitando conceptos como el de heterosexualidad como régimen político, matrimonio y reproducción. 

Además, dicen, buscan hacerlo desde personajes subrepresentados que, en muchas ocasiones, tampoco convocan consecuentemente: mujeres ancianas, con una sexualidad presente, y estridente, que no buscan ser consumidas por los ojos y oídos masculinos y sí, por otro lado, plantarse en escenarios impopulares a cantarle e interactuar con otras mujeres, como mercados y cárceles. Su show, dicen, puede llegar a ser llamado anti-heterosexual, y solo presenciándolo, podría ser claramente entendido por qué.

“Nuestra forma de impactar a otras mujeres ha ocurrido a través de la alegría y la rebeldía, que es algo que buscamos contagiar y que, personalmente, se vuelve un lugar catártico respecto a nuestras vidas y dolencias”, cuenta Martínez al preguntarle por la forma en la que consideran que el show se hace presente y es capaz de producir, de alguna forma, cambios en la vida de otras mujeres.

Las HHH han enfrentado, además de la preocupación por la falta de financiamiento, otra clase de retos, como la censura, que ha venido en respuesta a usar botargas para representar el busto caído y exponer el deseo sexual a partir de la presencia visual de vulvas sobre el escenario, lo que para varones en mercados de la Ciudad de México, por ejemplo, ha significado una “inmoralidad” digna de silenciarse.

“Es otra clase de cuestionamiento el que hay aquí”, dice Martínez: “se trata de una sexualidad no consumible por parte de ellos”, cuerpos de mujeres desnudas que no gustan a los ojos masculinos, ancianas con vulva, y que por lo tanto, deben ser vetados. “Impactamos a los varones desde el humor, pero no es algo que busquemos, porque la prioridad está en nosotras, las mujeres”.

Las Histriónicas Hermanas Hímenez configuran un excelente ejemplo de lo que hoy es también el emprendimiento social, en una fase enfocada en el cambio de cultura, que ellas producen a través de la música y el teatro. 

En el marco de Mujeres de Cambio, el programa que busca poner el emprendimiento al alcance de todas las mujeres de América Latina, éste es un “acontecimiento” referente a propósito de cómo, con creatividad, podemos crear el mejor pitch a favor de los derechos de las mujeres.

Las HHH producen conciertos cada cierto tiempo y, además, todas sus piezas musicales están presentes en Spotify y en plataformas como Bandcamp, donde puedes comprar su arte y apoyar a que sigan construyendo narrativas, y alternativas, a favor de las mujeres. Síguelas a través de sus sus redes y apoya el arte con el que ya están cambiando al mundo.

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