Equipo: lo más importante de tu emprendimiento

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Cuando hablamos de emprendimiento pensamos en la calidad de las ideas y el impacto que pueden generar, la creatividad, la empatía de los fundadores y la propuesta de valor que satisface necesidades de manera exitosa.

Hablamos de muchas cosas, pero muy poco del componente más importante para que el emprendimiento funcione: el equipo.

Experiencias de equipo

He tenido la oportunidad de trabajar en distintos proyectos, con diferentes equipos y tipos de personas. Hay equipos que cuajan como gelatinas desde el principio – nos encanta llamarlos dream team y hay otros donde aunque todos son las superestrellas de su área hay algo que simplemente no funciona.

Un equipo que no funcionó:

Formamos el equipo para empezar un emprendimiento social enfocado a resolver problemas en temas de cárcel y ex convictos en Estados Unidos. Estaba conformado por dos chicas y un chico de Estados Unidos, una chica de Honduras y yo, mexicana. Todos excepto yo eran mayores de 34 años.

«Teníamos la visión de querer impactar positivamente al mundo; con habilidades diferentes y suficiente experiencia para realizar un proyecto exitoso.»

Cuando hicimos nuestro “Team Chart” descubrimos que el equipo estaba bien balanceado en cuanto a personalidades y habilidades. Hicimos todo lo necesario para mantener una dinámica sana: establecimos reglas claras del juego, tareas específicas, roles, horarios y hasta tiempo para divertirnos fuera del trabajo.

A lo largo de 5 meses desarrollamos una exitosa idea. Nuestros asesores estaban felices con los resultados y los inversionistas estaban intrigados con la idea. Sin embargo cuando llegó el día de decidir si queríamos llevar el proyecto al siguiente nivel nadie pudo decir que sí. No estábamos felices y a todos se nos hacía difícil expresarlo. La idea era fabulosa, pero no nos imaginábamos trabajar todos los días uno con el otro. ¿Cómo? ¿Qué pasó?

Descubrimos dos cosas:

  1. Ignoramos los problemas interpersonales: no levantábamos la voz ni confrontábamos a la persona con la que teníamos un problema.
  1. No contribuimos a las ideas de los demás: nos quedábamos callados cuando alguien presentaba una idea por miedo a contradecir e invalidar; al no recibir retroalimentación cada quién empezó a realizar tareas desconectadas individualmente. Al final cada quién tenía una idea muy diferente del proyecto y el no saber manejar la crítica constructiva y la comunicación destruyó todo el potencial de una idea que podría haber impactado a millones.

Un equipo que funcionó:

Llamamos al equipo “I love airports” para realizar un proyecto de investigación para mejorar la experiencia de las personas en aeropuertos. El equipo estaba conformado por personas extremadamente talentosas: una chica de Tailandia, un chico de Brasil dos chicos estadounidenses y yo, una mexicana.

A pesar que todos tenían grandes ideas había focos rojos que se veían venir: muy poca disponibilidad de uno de los miembros del equipo, dificultad para los extranjeros de expresar sus ideas, talentos repetidos, equipo muy callado y reflexivo, y aparentemente poco proactivo.

Lo que funcionó esta vez es que identificamos esos focos rojos temprano. Decidimos aceptar la ausencia de la persona que no tenía disponibilidad sin enojarnos y encargarle tareas que pudiera hacer en su tiempo libre. Decidimos tener talleres de trabajo en vez de reuniones en donde todos discutíamos menos y hacíamos más: entrevistábamos, construíamos, ideábamos y prototipábamos juntos; eso le dio voz a los que siempre estaban callados y le dio oportunidad al equipo de trabajar en conjunto.

En cuanto a los talentos repetidos, aceptamos las distintas visiones y repartimos tareas. Acordamos que cada quién utilizaría su estilo para fortalecer al equipo y dejamos detrás las ansias por controlar todo a nuestra manera. Decidimos ser más pacientes y escuchar lo que se decía con el silencio y supimos ver lo que se decía con el cuerpo. Y el acierto más grande es que no forzamos al equipo a hacer lo que debía y lo dejamos hacer lo que podía.

De mis experiencias formando parte de equipos como estos aprendí que:

El equipo va primero

 

En el equipo fallido hicimos todo lo que debíamos, muy by-the-book – y se nos escaparon muchas cosas. No escuchamos, no hablamos, no tratamos al equipo con respeto y nos concentramos más en sacar la idea. Al otro equipo, al contrario, lo entendimos porque nos concentramos en escucharlo. Entendimos que es más importante poner al equipo primero que cumplir nuestras agendas personales.

Hay que saber escuchar

La comunicación suena a cliché, y aún así a veces no sabemos cómo manejarla. Tener buena comunicación requiere de más trabajo y requiere de poner atención a las personas que tenemos en frente.

Cada miembro tiene diferentes objetivos e ideas que quiere traer al proyecto, y tenemos que saber escuchar. Muchas veces no damos acuse de recibo a lo que dicen otras personas, en vez nos quedamos callados. Muchas veces respondemos algo que no tiene absolutamente nada que ver con lo que se dijo, y muchas otras veces comunicamos de más sin importar si los otros están entendiendo o poniendo atención. Es sumamente importante para un equipo sentarse, escuchar lo que se dice y decir lo que no se dice.

No tener miedo al conflicto productivo

Y es que hay veces que no decimos lo que tenemos que decir por miedo a generar conflicto, pero ¿qué es mejor: armonía artificial o conflicto productivo? Además de haber buena comunicación tiene que haber apertura para el conflicto productivo porque así es como se llega a las grandes ideas y así es como se llega al acuerdo a partir de las diferentes perspectivas.

Así que evitemos tener miedo a estar en desacuerdo; escuchemos con atención y hablemos claramente, respondamos a lo que se dijo, y volvamos a escuchar.

Un profesor mío una vez dijo que cuando un equipo está formado y sólido hay que tratarlo como un miembro más; un miembro conformado por todos y es igual de importante que los demás. Pon atención a tu equipo, tu idea y tu emprendimiento sí dependen de él.

En el momento de conformar un equipo y durante todo el trabajo es muy importante observar con cuidado la dinámica y trabajar la comunicación para que el emprendimiento no sufra las consecuencias de problemas personales no resueltos.

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