El objetivo número 17 de la lista de Objetivos de Desarrollo Sostenible es crear “Alianzas para Lograr los Objetivos”, dejando clara la relevancia de la colaboración para poder lograr el resto de los ODS.
De hecho, en un estudio realizado en 2016, el 100% de los líderes de las Naciones Unidas, considera clave la colaboración intersectorial para poder alcanzar los objetivos, “Un programa exitoso de desarrollo sostenible requiere alianzas entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil.”
Con la visión puesta hacia el inicio de la tercera década del siglo XXI, todos los posibles avances económicos, sociales, políticos, culturales y medio ambientales deben visualizarse desde modelos colaborativos fuertemente marcados por liderazgos visionarios que entienden que las sinergias son imprescindibles para lograr resultados efectivos y sostenibles.
El desarrollo de la economía del emprendimiento social no es la excepción, y si consideramos a las empresas sociales como actores relevantes para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, debe entenderse entonces, que el fomento a la creación de estos modelos de negocio, también requiere la colaboración estratégica de distintos actores.
El programa “Apoyando al emprendimiento social en América Latina” fue diseñado con esta visión,y desde hace cuatro años reúne organizaciones de los sectores privado, púbico y social para lograr reducir la pobreza y contribuir a una mayor inclusión financiera a través del emprendimiento social.
Distintas organizaciones líderes formaron parte de este programa, Ashoka, la red más grande de emprendimiento social a nivel global; Hystra y LeFil, firmas consultoras especializadas en negocios sustentables y escalables; New Ventures, aceleradora y fondo de inversión que promueven y financian emprendimientos sociales y medio ambientales; y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (SDC) que coordina el apoyo, participación y otorgamiento de recursos para diferentes proyectos alrededor del mundo, todas ellas han sido protagonistas de un esfuerzo de colaboración a diferentes niveles para implementar y desarrollar un programa impactante.
Apoyando el Emprendimiento Social en América Latina a través de la colaboración
El programa “Apoyando el Emprendimiento Social en América Latina” nació del interés por promover modelos de emprendimiento social y crecimiento económico para la región que coadyuvaran al combate a la pobreza y la inclusión económica de poblaciones vulnerables.
Para lograr los objetivos, la primera fase del programa (2014-2018) se centró en activar y acelerar a las empresas sociales en diferentes etapas de su desarrollo, ayudándoles a superar los retos que encuentran a lo largo de su crecimiento.
Se propuso un apoyo completo, desde la búsqueda de oportunidades de alto potencial (tanto social como comercial), el pilotaje de ideas, el alcance de la sostenibilidad, y la expansión internacional, cerrando el proceso con la diseminación de la información y los aprendizajes.
La motivación detrás del impulso a las empresas sociales participantes siempre fue clara, transformar la realidad de las personas en condiciones vulnerables beneficiadas de forma sustancial.
Después de 4 años de trabajo integral enfocado en las distintas etapas del desarrollo de un negocio con impacto, los logros del programa son contundentes.
Se apoyó a 73 empresas sociales de alto potencial; impactó a más de 790 mil beneficiados directos y a 2.7 millones de beneficiados indirectos; se generaron $29.6 millones de dólares de ingresos y ahorro para los beneficiados; y los emprendedores lograron obtener $53.1 millones de dólares para el crecimiento de sus empresas.
Pero más allá de las cifras, el resultado más claro son los ejemplos reales de éxito de las empresas apoyadas, las cuales se desempeñan a lo largo de 16 distintos sectores como el energético, alimenticio, agrícola, la salud y la educación entre otros.
Algunos de los casos de éxito que han surgido de este programa son:
Alterna, Guatemala
Fundado por Daniel Buchbinder, Alterna garantiza el apoyo a cualquier emprendedor que lo requiera, sin importar su origen, pues cualquier proyecto con las herramientas necesarias es capaz de generar un impacto en su comunidad e inspirar a otros a hacerlo.
El programa le permitió tener una certeza del rumbo que está tomando Alterna y lo impulso a generar una equidad de género en el apoyo a emprendedores.
Por ejemplo, se detectó que al entrevistar a distintos emprendedores, había un claro sesgo entre las preguntas hechas a mujeres, las cuales recibían preguntas negativas: “¿tienen fe en su proyecto?” “¿Qué medidas han tomado contra los riesgos?”; mientras que a los hombres eran mucho más positivas: “¿Cuál es su estrategia de crecimiento?”
Asembis, Costa Rica
La oferta de servicios de salud de calidad y bajo costo es clave para mejorar la calidad de vida de poblaciones vulnerables. Es por esto que desde 1991, Rebeca Villalobos impulsa Asembis, una empresa social que ofrece 30 distintos servicios de salud, desde cuidado dental y exámenes de visión, hasta complejos procedimientos quirúrgicos.
Gracias a su colaboración en I3 Latam, Asembis generó una alianza con Doktuz, con lo que hoy pueden llevar los servicios más allá de las clínicas, a la casa de los pacientes. Con esto hoy se apoyan a más de 500,000 pacientes al año que no tienen otra alternativa en cuanto a soluciones de salud.1
Rhizomatica, México
A través de esta empresa, Peter Bloom busca democratizar el acceso a las tecnologías de comunicación; utilizando una frecuencia telefónica, propiedad del gobierno; garantizando así el derecho a la comunicación de comunidades apartadas.
Utilizando tecnología de bajo costo e innovadora, Peter ayudó a que 60 comunidades rurales contaran con su propio servicio de telecomunicaciones de una forma sustentable.
Convertirse en un emprendedor apoyado por Ashoka, le permitió impulsar y consolidar su proyecto; además de que lo puso en contacto con la gente correcta.
Aprendizajes y el futuro del programa
El trabajo colaborativo entre las organizaciones que implementaron el programa, permitió generar importantes aprendizajes, tanto para validar las principales hipótesis iniciales, como para destacar algunas áreas de oportunidad que se atenderán en el desarrollo de la siguiente fase de trabajo, la cual ha iniciado en enero 2019.
La factibilidad de los modelos de impacto económicamente sostenibles.
La principal hipótesis del programa, la cual fue validada de manera exitosa, es que efectivamente las empresas con modelos de impacto social son una verdadera alternativa al trabajo de las organizaciones sin fines de lucro, las cuales han sido históricamente el principal foco de apoyo de instituciones como Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (SDC).
Gracias a los aprendizajes en la creación de modelos de impacto con enfoque de mercado que tienen el potencial de alcanzar la sostenibilidad económica, actualmente se está replicando el modelo de trabajo intersectorial para el impulso de empresas sociales en África.
Si bien al término de la primera fase del programa, diversos casos de emprendedores que participaron en él han logrado la sostenibilidad financiera a través de su modelo de negocio, existen aquellos que no han logrado la sostenibilidad financiera, lo cual presenta una de las principales áreas de oportunidad para los próximos años de trabajo.
Para poder ofrecer un mejor apoyo a las empresas, en la segunda fase del programa, se trabajará para desarrollar soluciones a la medida de las necesidades de los proyectos que se impulsen. Para esto, se trabajará en la detección de los retos individuales a los que se enfrentan las empresas en las diferentes etapas del desarrollo.
La recopilación de datos del terreno para evaluar el impacto al nivel de los beneficiarios, y no solamente de los proyectos.
En la primera fase del programa, la evaluación de impacto llevada a cabo cada año tuvo como enfoque el desempeño de los emprendedores. Para esta nueva etapa, se trabajará en la evaluación directamente a nivel de los beneficiarios, para conocer con mayor profundidad y detalle los resultados de la implementación de las soluciones creadas por cada empresa y como estas afectan al objetivo principal del programa, la reducción de la pobreza.
Inclusión de la equidad de género como prioridad en cada etapa de desarrollo de los emprendimientos.
Se trabajará con los emprendedores a través de talleres para establecer como prioridad que en cada etapa de su desarrollo se fomente la equidad de género, tanto en el trabajo dentro de las empresas como en los programas llevados a cabo con las poblaciones beneficiadas.
Creación de herramientas a los proyectos que no son seleccionados a participar.
Aunque se haya logrado apoyar a más de 70 emprendedores en estos cuatro años, son cientos los proyectos que aplican cada año a ser parte del Ashoka Fellowship o I3 Latam, pero que no alcanzan los requisitos para participar.
Pensando en aumentar el impacto del programa, en la segunda fase se desarrollará una plataforma en línea en la que aquellos que no sean seleccionados para recibir apoyo directo podrán obtener acceso a información y recursos para seguir trabajando en sus empresas.
Hacia delante: colaboración como regla del juego
Por definición, la empresa social es un ejemplo de la colaboración entre factores que históricamente han sido independientes, el impacto social y los modelos de negocio enfocados en el mercado.
Es por esto que uno de los principales valores que deben de tener los programas de impulso a estas empresas es la colaboración, especialmente entre actores de distintos sectores.
Con esto en mente, el futuro del programa “Apoyando el Emprendimiento Social en América Latina” tiene en su ADN el trabajo en conjunto, no solo entre los aliados, si no con distintas organizaciones, actores, emprendedores e incluso los beneficiarios, quienes deberán de trabajar juntos para lograr reducir la pobreza y aumentar la inclusión financiera. Solo así se podrán alcanzar los objetivos.