Por Alfonso Ricardi
Imagina que fuiste a un supermercado y compraste unos tomates. Te vas caminando a tu casa y en el camino alguien se aproxima a ti y te pregunta “¿sabes de dónde vienen esos tomates?”
1 de cada 7 alimentos en México provienen de pequeño productor, según subsidioalcampo.org.mx, sin embargo muchas veces ignoramos esto pensando que nuestra comida viene del supermercado, adicionalmente no somos conscientes de cuánto dinero en realidad le llega a ese pequeño productor.
Los pequeños productores son de gran importancia para el país: aseguran mucha de la alimentación de México, son guardianes de la biodiversidad y en ocasiones tienen técnicas de poco impacto ecológico. El problema es que son prácticamente invisibles, entre tanto intermediario se pierden y no reciben una cantidad justa por su trabajo.
La buena noticia es que hay emprendimientos sociales que están enfrentando estos retos y lo hacen siendo innovadores e impulsando el trabajo de los pequeños productores, como por ejemplo, El Buen Campo, una empresa que vende canastas de productos orgánicos provenientes solo de productores mexicanos.
Agustín Ortiz y su socio, fundadores de El Buen Campo, se dedicaban a inteligencia comercial en el ramo de cervecería, pero decidieron impulsar su idea de emprendimiento, la cual comenzó con vender café orgánico y al ver que había oportunidad en otros productos, expandieron su oferta.
“Empezamos siendo una tienda en línea que vendía productos empacados (frutas, verduras, carnes, etc…)”, platica Agustín, “y después de un año vimos que lo importante en el tema orgánico era lo que tenía los productores de la cosecha, eso significa que lo que esté disponible es lo que había que vender”.
Esto fue lo que los llevó a cambiar a un modelo de canastas de frutas y verduras, donde mandan lo que el productor tenga cada semana.
El Buen Campo va con el productor con anticipación y le pregunta qué tienen disponible, esto les permite poder trabajar continuamente con los mismos productores, asegurar la cosecha y no generar desperdicio, ya que el producto llega al almacén, se empaca y se manda a puntos de entrega o a domicilio.
¿Cómo funciona?
El modelo de este emprendimiento se conoce como “agricultura compartida por la comunidad” y beneficia tanto a productores como a consumidores.
Por un lado, no existe ningún intermediario más que El Buen Campo, ya que ellos le compran directamente al pequeño productor. Además de esto los productores reciben su pago con anticipación, no tienen que esperar 7, 30, 60 o 90 días para recibir el pago por su cosecha.
Por parte de los consumidores, estos pueden adquirir una suscripción dentro del sitio web de El Buen Campo, pedir canastas, granos, entre otros , especificar cada cuánto los quieren y recibir los productos frescos de la cosecha, ya sea en su domicilio o en puntos de entrega de la Ciudad de México (lugar en que trabajan).
Aunado al beneficio al productor y consumidor, ellos dan visibilidad y reconocimiento al pequeño productor.
“Como intermediario lo que hacemos es decir quién es el productor”, explica Agustín. “Entonces es una forma diferente de ser intermediario porque sí estás ayudando al productor, la gente sabe de dónde viene su comida y ayudamos al productor a distribuir”.
A aprender sobre agricultura
Uno de los retos principales que tienen es aprender acerca del sector, es decir, aprender acerca de la agricultura, sin embargo, otros retos están en las partes que benefician: productores y consumidores.
Con los productores se tiene que lograr tener el abastecimiento suficiente para crecer, ya que, como menciona Agustín, hay mucho productores que llegan a su límite muy rápido, y aquellos que pueden producir mucho no buscan distribuir en México.
Igualmente se busca que el productor cumpla con estándares de calidad, esté certificado, pueda facturar, pero también que produzca y entregue en tiempo y forma para así asegurar un trabajo a largo plazo con El Buen Campo y mejorar la calidad de vida del productor.
Otro proceso es del educar a los consumidores a formar comunidad, es decir, educarlos en que no es necesario llevarles el producto a su casa, sino que pueden recogerlo en algún punto de entrega y fomentar la convivencia, por ejemplo, Agustín platica acerca de si un punto de entrega es un lugar donde se dan clases de Yoga, entonces la personas pueden aprovechar para tomar clases o si es en alguna tienda pueden aprovechar para comprar otras cosas, pero el punto central radica en crear comunidad alrededor de los puntos de entrega.
El impacto
Agustín es honesto al comentar que como llevan operando año y medio aún no es tan claro el impacto que están creando, sin embargo, tienen claro que al poder comprarle a un productor de forma continua, éste produce más productos limpios, orgánicos y tiene un mejor ingreso semanal, lo cual se traduce en una mejor calidad de vida.
Reflejo de esto es el caso de un productor llamado David, que inició dando un pequeño espacio a El Buen Campo y hoy en día mucha de su cosecha está asegurada por ellos, lo cual lo ha llevado a moverse para certificarse y buscar una mejor calidad en sus productos.
Lo que es un impacto inmediato es que al trabajar con El Buen Campo, los productores reciben entre el 50 y 70 por ciento del precio que paga el consumidor. Además, no generan desperdicio ya que solo dan lo que piden los clientes, pero en caso que quede algún tipo de merma se dona a la organización Alimento Para Todos.
Ahora bien, poder sumar a más pequeños productores, elevar su calidad y producción impacta también al consumidor en obtener productos buenos y frescos a un mejor precio.
¿De qué depende el éxito?
Buena distribución y logística son los factores que Agustín acuña para el éxito de este nuevo modelo.
“Otro aspecto es que tengamos a los productores de nuestro lado, sabiendo que si se suman a El Buen Campo no nada más van a ser un proveedor, sino van a ser un productor al que le podemos comprar la cosecha por adelantado y asegurarla casi todo el año”, explica.
Con esta iniciativa El Buen Campo no solo está buscando mejorar la calidad de vida de los pequeños productores y dar mejores productos a los consumidores, sino que fomentan y acercan el campo con los consumidores y crean una comunidad que permita a todos crecer.