Los emprendedores sociales en tecnología podrían cambiar el panorama de una industria experta en monetizar el tiempo y la información de los usuarios
Es un hecho que el uso de los dispositivos tecnológicos y plataformas digitales, son parte de la realidad cotidiana, especialmente en el contexto urbano la preocupación por sus efectos negativos es parte del día a día: en materia de seguridad, privacidad, mala calidad de comunicación entre las personas e impacto en el desempeño, la memoria, ciclos de sueño… y un largo etcétera.
Expertos coinciden en que en muchos casos los dispositivos, desde su diseño, fueron creados para eso para captar nuestra atención y tiempo, al grado de no querer despegarse de la o las pantallas, creando severas consecuencias para las personas en su desarrollo social.
Irónicamente, en esta cadena el eslabón más fuerte y débil es el propio usuario, ya que es el responsable de decidir el papel que juegan las nuevas tecnologías en su vida y el tipo de uso que les da.
Una nueva cultura de tecnología
En años recientes han surgido iniciativas de ex colaboradores de empresas como Google, Facebook, Twitter o Apple, que buscan ayudar a los diseñadores de tecnologías y emprendedores de este sector, para que desarrollen su profesión sin explotar la atención y el tiempo del usuario como moneda de cambio, ofreciendo más herramientas al usuario para decidir con libertad el consumo y aprovechamiento de las mismas.
Otro grupo que valora ampliamente la tecnología y fomenta su aprovechamiento consciente son los líderes del Foro Económico Mundial, que propone fortalecer a las nuevas generaciones para que estén preparados adecuadamente no solo para decidir el tiempo que invierten en el uso de dispositivos electrónicos, sino para aumentar sus habilidades técnicas y sociales para el presente y el futuro.
Vientos de cambio
Uno de los más intensos promotores del cambio en la cultura de la industria de la tecnología es Tristan Harris, ex colaborador de Google, quien dejó la empresa cuando dimensionó los efectos negativos de diseñar tecnologías para enganchar al usuario y no crear para el ser humano, su desarrollo, sus intereses.
Tras su salida se ha dedicado a promover cómo operan estas grandes empresas para personalizar el contenido, monitorear tus gustos 24/7 y mantener tu atención, haciéndote pensar que fue tu decisión.
Desde entonces invirtió para crear dos organizaciones llamadas «Time Well Spent» (Tiempo bien empleado) y «The Center for Humane Technology» (Centro para una Tecnología Humana), cuyo lema es “Revertir la crisis de la atención digital y alinear la tecnología con los mejores intereses de la humanidad”.
A través de ambas iniciativas promueve contenido y coordina acciones entre especialistas para difundir esta visión en los profesionales, las empresas, emprendedores, gobernantes, organizaciones y sociedad en general, a fin de crear una nueva cultura de diseño y consumo de tecnología.
- Mira su Ted Talk “Cómo un puñado de compañías tecnológicas controlan miles de millones de mentes todos los días» para escuchar de viva voz su propuesta.
Inteligencia digital, el nuevo talento
Asimismo,los líderes mundiales detectaron que en la era digital los niños y adolescentes no están preparados adecuadamente para el alto nivel de exposición potencial que tienen a información falsa, mensajes de acoso y amenazas; además, no siempre los adultos a su alrededor (padres, familiales, maestros o tutores) saben cómo manejar o prevenir estas situaciones.
Observaron que si bien no se puede cambiar la tecnología actual, se puede fortalecer a las nuevas generaciones para desarrollar la inteligencia digital, un término acuñado en el 2016 durante un taller del Foro Económico Mundial y que se define como “la suma de las habilidades sociales, emocionales y cognitivas que les permiten a las personas enfrentar los desafíos y adaptarse a las demandas de la vida digital”.
Los emprendedores sociales interesados en poner la tecnología al servicio de la humanidad, pueden hacer eco de sus ideas e incluso encontrar la posibilidad de colaboración, para hacer más fuerte la visión de que la innovación tecnológica debe sumar -y no restar- calidad de vida a la sociedad.