68 voces, la diversidad lingüística como riqueza cultural

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Aunque tenía la satisfacción de poder trabajar en lo que más le apasionaba, Gabriela Badillo, cofundadora y directora del estudio Hola Combo, sentía la necesidad de corresponder a la sociedad de alguna manera. Para conseguirlo, decidió que utilizaría como herramienta lo que mejor sabía hacer: contar historias a través del diseño y la animación.

¿De dónde surge la necesidad?

Buscando como generar valor a su entorno, Gabriela comienza el desarrollo de una idea con la que pudo finalmente conectar diferentes acontecimientos que le habían ocurrido a lo largo de su vida.

El primero de ellos fue el fallecimiento de su abuelo, un hombre de ascendencia maya, circunstancia con la cual descubre que al morir una persona se lleva consigo chistes, historias, vivencias y tradiciones. A este suceso se le suma el recuerdo de la etapa en la que realizaba su servicio social universitario en Popolá, Yucatán, donde vio que las madres evitaban enseñar a sus hijos el maya, para que no sufrieran la discriminación que ellas habían enfrentado.

Finalmente, el haber leído el poema “Cuando muere una lengua” de Miguel León Portilla, filósofo e historiador mexicano especialista en la cultura náhuatl, sirvió para darle forma a su visión, uniendo los puntos y dándole sentido.

¿En qué consiste el proyecto?

68 voces, 68 corazones, es una serie ilustrada y animada de cuentos indígenas narrados en su lengua originaria (muchas de ellas en peligro de desaparición), y basada en la premisa de que nadie puede amar lo que no conoce, pues la lengua es el reflejo personal de la comunidad que la utiliza. 

Además de inspirarse en obras de autores como el propio León Portilla, Isaac Esaú Carrillo Can, Manuel Espinosa Sainos entre otros, el proyecto rescata cuentos de tradición oral que reflejan las creencias y costumbres de las comunidades.  Entre las lenguas con las que se narran las historias están el purépecha, el tsotsil, otomí, mazateco, huichol, entre otros. 

Esta serie busca crear conciencia de lo que sucede a nuestro alrededor, disminuir la discriminación hacia sus hablantes; promover el orgullo y sentido de pertenencia dentro de sus comunidades; y exponer la riqueza y el amor que existe en la diversidad.

La unión hace la fuerza

El primer apoyo externo que recibió Gabriela para el proyecto fue de parte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), mediante el programa Beca Coinversiones. A éste, le siguieron instituciones que compartían sus valores como el Canal 11, que aportó difusión televisiva; el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), quien les permitió trabajar directamente con las comunidades; la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y la cafetalera Ruta Maya Coffee, que opera donde se hablan dos de las lenguas incluidas en la serie.

Adicionalmente, el proyecto ha sido incluido en festivales y eventos como la Cumbre Tajín o el Día de la Lengua en el Smithsonian Institution (Washington, D.C.).

¿Cuáles son los siguientes pasos?

Actualmente se han publicado más de 30 cuentos animados, pero aún hay mucho trabajo por hacer para cerrar con broche de oro este Año Internacional de las Lenguas Indígenas (nombrado así por la Asamblea General de las Naciones Unidas). Por ello, Gabriela y su equipo lanzaron una campaña en Kickstarter con la que buscan financiar la producción y hacer parte de esta gran labor a todos los interesados en conservar las lenguas originarias.

Si quieres conocer todas las historias ingresa a su canal aquí, mientras que si deseas apoyar su campaña puedes conocerla aquí

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