No te enamores de tu metodología (y otros errores que construyen programas exitosos)

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En el vibrante escenario de Medellín, Impact Minds de Latimpacto se consolidó como un punto de encuentro crucial para líderes y organizaciones comprometidas con el desarrollo del tercer sector y el ecosistema de impacto e inversión social en América Latina. 

Este evento, celebrado del 31 de agosto al 3 de septiembre, reunió a mentes innovadoras de todo el mundo para abordar los desafíos y oportunidades que enfrentan lasorganizaciones comprometidas con la construcción de un mejor futuro para todas. 

Alianzas para el fortalecimiento de las microempresas

En el marco del evento hubo un encuentro que más que un panel, se convirtió en una lección colectiva sobre la importancia de las alianzas y la vulnerabilidad para aprender de los errores. Donde representantes de organizaciones de impulso a microempresas de toda la región compartieron lo que significa trabajar con microempresas: experimentar, equivocarse y, sobre todo, escuchar. 

El panel moderado por Jimena Fernandez de la Fundación del Empresariado Mexicano (FUNDEMEX) y con la presencia de Vanessa Caldera de Fundación Coppel, Luisa Fernanda Cadavid de la Cámara de Comercio de Cali, Lina María Montoya de la Corporación Interactuar y Johana Urrutia de la Fundación WWB Colombia, fue partícularmente dinámico grácias a que lo inesperado apareció desde las primeras reflexiones:

“El día que uno se enamora de su metodología, perdió el área, porque entonces dejas de aprender”, compartió Luisa Fernanda Cadavid.

Y es que, aunque las microempresas representan más del 90% del tejido empresarial en la región, muchas mueren antes de los dos años. El panel coincidió: las fórmulas únicas no existen, lo que sirve es aprender de los errores y construir desde la realidad de cada territorio.

La experiencia de Coppel Emprende

Representando un esfuerzo clave para el ecosistema de microempresas de México, Vanessa Caldera de Fundación Coppel, expuso las raíces mismas detrás de su emblemático programa, Coppel Emprende: 

“Creemos firmemente que el desarrollo económico y social empieza con los pequeños negocios en los que contribuyen millones de familias en México”.

Al hablar de la experiencia, destacó tropiezos y aprendizajes:

  • Creer que “ya sabían cuál era la ruta de aprendizaje” fue el primer inconveniente que les llevó a afinar el programa hoy a logrado generar una comunidad de más de 26,000 personas que han tomado formación y hoy conectan orgánicamente entre en ellas.
  • Descubrir que las recompensas materiales no motivaban tanto como las mentorías personalizadas. Si bien el programa tiene varios incentivos, el más potente es la conexión personalizada. 
  • Entender que las alianzas deben ser con organizaciones que tienen ADN microempresarial; de lo contrario, los resultados se diluyen.

Su experiencia marcó un punto central: lo valioso es co-crear con actores locales, como en el caso de Oaxaca, junto con la Fundación Comunitaria Oaxaca, donde incluso el gobierno puso recursos al igual que la fundación. Ejemplo claro de riesgo compartido y corresponsabilidad.

Internacionalización de los aprendizajes

El encuentro trascendió fronteras, con experiencias que resonaron más allá de cada país. Entre los aprendizajes más potentes, se señalaron:

  • Interactuar (Colombia): apostó por un MBA para microempresas, demostrando cómo la formación gerencial profunda, normalmente reservada a grandes corporativos, puede transformar los negocios pequeños.
  • Prospera (Cali): validó que diseñar programas desde la oferta y no desde la demanda es un error costoso. La clave: escuchar el contexto antes de imponer soluciones tecnológicas.
  • Fundación WW (Colombia): mostró cómo la generación de datos con perspectiva de género revela brechas invisibles; las mujeres venden hasta 40% menos en micronegocios que los hombres.
  • Compromiso Valle (Colombia): enseñó que derribar egos y construir indicadores comunes entre empresa privada, fundaciones y comunidades transforma la confianza social.
  • Fundemex (México): demostró que integrar antropólogos y equipos de investigación social antes de diseñar programas permite escuchar la voz real de las personas y comunidades, evitando visiones paternalistas y construyendo intervenciones con mayor pertinencia y arraigo.

Elementos humanos: compartir pasiones y vulnerabilidades

Más allá de cifras y metodologías, las panelistas coincidieron en algo poderoso: la importancia de encontrarse con pares que comparten la misma pasión por las microempresas. La razón detrás de todo esfuerzo es sencilla: las microempresas son la base de nuestras economías, sostienen familias y generan empleo. El reto es acompañarlas como iguales no como salvadores.

Conclusión

Lo más potente del espacio no fueron las cifras ni los éxitos mostrados en la pantalla, sino la honestidad de compartir errores que se convirtieron en motores de programas más sólidos y trascendentes. Impact Minds dejó claro que el impacto real pasa por incomodarse, escuchar, y trabajar con humildad al lado de quienes cada día sostienen la economía y construyen las naciones.
O como dijo Luisa Fernanda Cadavid en una frase que se marcó el encuentro: “No te enamores de las metodologías”.

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