Más seguido de lo que podríamos pensar, al hablar de un ecosistema de emprendimiento a favor de las mujeres, las conversaciones suelen desviarse a cuestionar las razones de que la transformación (integrar la perspectiva de género al emprendimiento) ocurra.
Esta resistencia cultural impide que podamos retomar preguntas verdaderamente relevantes que podrían ayudar a entender los beneficios de que el cambio suceda: ¿Qué relevancia tienen los liderazgos de las mujeres? ¿Qué le aportan estos liderazgos al core business? ¿Qué diferencias hace esta perspectiva al momento de administrar, organizar, sostener y conseguir el éxito de un negocio? ¿Constituye solo una cuota para sumarse a las tendencias del mercado, o nos convierte en negocios comprometidos con el impacto y la transformación social?
Los cuestionamientos desde la resistencia, además, suelen generar situaciones de obligatoriedad para las mujeres que forman parte de proyectos de emprendimiento, u organizaciones y corporativos, cuando son leídas como las únicas responsables de responder, y seguir cuestionando, sin llegar a tener la oportunidad de ser respaldadas por espacios comprometidos con construir cultura, revisitar, profundizar, normalizar y divulgar, en colectivo, el cambio y sus posibilidades.
Hablar de que el emprendimiento pueda democratizarse y ser viable para cualquiera que lo vea como una opción de vida, implica reconocer que los factores como los que tantas veces llevan a las personas a emprender, requieren ser mapeados, visibilizados y, sobre todo, convertirse en soluciones, para poder normalizarse y construir nuevas culturas.
Esto haría posible que las mujeres, por ejemplo, tengan que responder cada vez menos al porqué hacen lo que hacen, para concentrarse en hacerlo; pero para ello, aún hay un largo trecho por recorrer, y se requieren alianzas para hacer menos complejo el camino.
Estas alianzas podrían hacer las preguntas necesarias para llevar a las organizaciones existentes hacia propuestas que, a posteriori, pueden convertirse en argumento para las que vienen: para que quienes emergen encuentren en lo que existe un referente para seguir alimentando nuevas maneras de hacer las cosas, o incluso llegar a ver los cambios suscitados como la manera misma de hacerlas.
Éste es el caso de Brava, una organización que con este sugerente nombre, propone incentivar el cambio a partir de la medición e interiorización de la perspectiva de género a nivel corporativo.
La brecha de género y el ámbito laboral
Brava es una compañía establecida en Uruguay, pero con trabajo en toda Latinoamérica, con el fin de abonar a la eliminación de la brecha de género en el ámbito laboral. Para lograrlo, esta innovadora empresa genera propuestas para la acción a partir de instrumentos específicos, que parten de un diagnóstico.
Cada diagnóstico consta de un indicador que mide cinco dimensiones: estrategia empresarial; promoción y reclutamiento de personal; maternidad, paternidad y cuidados; clima organizacional y comunidad e impacto.
Brava es capaz de identificar dónde radica la brecha y, de esta forma, crea un plan de acción que busca solucionar la problemática: cada acción propuesta se enmarca en un sello o distinción anual, que lleva a las empresas a comprometerse con el cumplimiento de las metas en el largo plazo.
A lo anterior se suma un kit de comunicación, en el que las organizaciones se apoyan para difundir los cambios que están realizando internamente, acompañados por Brava en cada paso.
Aspirando a nuevos mercados
Especialmente en Latinoamérica, la generación de políticas públicas que garanticen espacios seguros para las mujeres sigue siendo un pendiente.
Lo anterior genera circunstancias en las que, por ejemplo, asistir y estar en el lugar de trabajo puede constituir un acto “suicida”; o la división sexual persistente en las culturas, provoque que existan diferencias sostenidas que vuelven más complejo, explotado y precarizado el trabajo de las mujeres respecto al de los varones.
En este contexto, la generación de empresas seguras no es lo único que se requiere. Es urgente que los gobiernos se involucren y colaboren, con mayor fuerza, para lograrlo más allá de ellas, empezando por los espacios privados y su eco en lo público.
Perspectivas a favor del emprendimiento desde las mujeres
Maca Botta, una de las cofundadoras de Brava, opina que es muy relevante incentivar el emprendimiento desde nosotras pues, enfatiza, somos totalmente capaces de liderar y llevar a cabo las transformaciones necesarias a propósito de los ámbitos corporativo y de negocios.
Para emprender, nos dice, será relevante nutrirnos de un bagaje previo para que el plan generado pueda ejecutarse correctamente. El emprendimiento es sinónimo de innovación, nos lleva a resolver problemáticas que ayudarán a otras personas, así que, mientras más diversidad se proyecte en esta área, mejores serán los resultados que puedan obtenerse.
Adicionalmente, dice, hay que aprender a trabajar en conjunto con medios de comunicación, haciendo posible que estos se sumen a visibilizar las problemáticas y soluciones que desde cada organización se van creando, optimizando y consolidando.
En el marco de Mujeres de Cambio, el programa que busca poner al alcance de todas las mujeres latinoamericanas el emprendimiento, Brava nos invita a pensar en cómo construir colaboración a favor de las mujeres, en el ámbito corporativo, que aspire a objetivos de largo aliento: la soledad y atomización no permiten llegar a lograrlo.
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