El Frankestein que puedes crear para potenciar a tu startup

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Desde que empezamos a asesorar jurídicamente a startups hemos visto que muchos emprendedores repiten el mismo error sin importar qué tipo de negocio arranquen: no constituirse como persona moral al empezar operaciones.

¿Persona Moral?

Quizá te salte la duda; “¿y qué es eso de constituirse como persona moral?” En pocas palabras, constituir una persona moral es crear a una entidad ficticia que sea la titular de tu empresa.

Esto quiere decir que aunque tus socios y tú dirigirán a la empresa, lo harán vía una persona moral que será la encargada de pagarle a tus empleados o freelancers, prestarle servicios u ofertarle productos a tus clientes, pagar los impuestos de la empresa al fisco, entre muchas otras cosas.

En resumidas cuentas, es como si crearas a tu propio Frankenstein para ayudarte a administrar tu negocio de manera exitosa.

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Y si bien en otras entradas te platicaremos cuál es la diferencia entre una sociedad civil y una mercantil, los diferentes tipos de sociedades mercantiles y cómo saber cuál te conviene, por lo pronto te diremos por qué es indispensable que te constituyas como persona moral al emprender cualquier tipo de negocio.

Reglas claras, amistades largas

A mediados del año pasado nos buscaron dos diseñadores gráficos que además de ser muy buenos amigos, deseaban poner un estudio juntos. Dentro de todas las necesidades que nos platicaron, recuerdo que cuando les recomendamos crear una persona moral con la que ofertaran sus servicios nos contestaron: “nos conocemos desde hace años y nos entendemos perfecto, eso no urge ahorita”.

Así, y pese a nuestras sugerencias, optaron por priorizar que les registráramos su marca y les creáramos su aviso de privacidad y términos y condiciones dejando pendientes la constitución de la persona moral y algunos contratos.

En diciembre del año pasado uno de los diseñadores nos mandó un correo pidiéndonos asesoría y explicándonos que habían optado por separarse por varios roces entre ellos que surgieron a raíz de la manera en la que se tomaban decisiones en la startup y además por no estar de acuerdo con la forma en la que se repartían las utilidades generadas por el negocio.

Este ejemplo sirve para ilustrar que es mejor desde un principio acordar las reglas básicas de convivencia con tus socios: quién ostenta qué cargo y funciones, cuánto porcentaje del capital social tiene cada uno, cómo se toman las decisiones,  cuál será el procedimiento si un día uno o todos los socios desean separarse, entre otras cosas.

Emprendedor prevenido vale por dos

http://gph.is/2d5Q7Pl

Otra ventaja de constituir una persona moral para tu startup es la posibilidad de recibir inversión de terceros (ya sea un amigo tuyo o un business angel). Ya que la única manera en la que tanto el inversionista como el emprendedor queden realmente protegidos es que sea el Frankenstein el que reciba los fondos de los socios y en el que se fije cuánta participación tendrán respectivamente.

De esta forma, no pasarás la vergüenza de que después de un pitcheo exitoso en el que convenzas a un nuevo inversionista de apostarle a tu idea y este te pida meterlo como socio, le tengas que decir que la firma en tus correos electrónicos que dice “CEO” en realidad te lo sacaste de la manga y que aún no están constituidos. Peor aún, que el inversionista entonces tome el control de la constitución de tu Frankenstein protegiendo exclusivamente sus intereses y tomando las decisiones (como muchas veces termina pasando).

Cóbrenle al Frankenstein, no a mí

Un verdadero caso de terror para todo emprendedor es el tener que responder directamente ante una deuda, demanda o inconformidad generada por su startup. Sin embargo, y como vimos en el caso de los diseñadores gráficos, muchos emprendedores optan por hacer un bootstraping mal aplicado en el que sacrifican constituirse como persona moral al suponer que el costo será muy alto. Lo que no saben es que muchas veces termina saliendo mucho más caro no hacerlo.

Recuerda que es fundamental disociar tu patrimonio personal del cochinito de la startup. Si las cosas no salen como esperabas con tu proyecto de emprendimiento, blíndate a través de la creación de una persona moral mercantil especial que te evite el tener que responder con tu carro, casa, laptop, calcetines u otros bienes de las deudas que se puedan generar el día de mañana. Que mejor que se haga frente a todas las deudas del negocio con el dinero que se haya separado para el mismo. De tal manera, que le cobren a la persona moral y no a ti personalmente.

Así que ya lo sabes, si ya empezaste o estás por empezar un proyecto de emprendimiento, corre a constituir a tu Frankenstein para tu startup. Nada más ten cuidado de crearlo con base en las necesidades de tu negocio y no en machotes que no corresponden con tu proyecto ya que corres el riesgo de que ese Frankenstein se voltee en tu contra.

Si tienes alguna duda sobre este u otros temas, por favor no dudes en contactarnos. Estamos a tus órdenes en komenko.mx o en nuestras redes sociales bajo el usuario “KomenkoMX”.

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