Emprendimiento y el poder de la pobreza

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Cuando la “gente de a pie” piensa en pobreza, normalmente cree que es una condición en la que las personas no tienen dinero suficiente para sobrevivir dignamente. Ya quienes pueden presumir estudios universitarios e incluso ser emprendedores sociales quizá hayan notado que la pobreza también se debe a la falta de educación, empleo, salud y servicios básicos. Pero muchísimos desconocen a uno de los mejores aliados de la pobreza: las desiguales relaciones de poder.

Hablemos de relaciones de poder

Ni siendo fan de los podcasts de Disruptivo he escuchado a algún emprendedor social hablar directamente de relaciones de poder en las comunidades o con los beneficiarios/clientes que quieren impactar.

Explicado en menos de un tweet, “el poder es la habilidad de lograr un propósito”. Así solito, el poder no es ni bueno ni malo, pero puede convertirse en uno u otro dependiendo del propósito que busque. Y si lo pensamos con cuidado, en cualquier pueblo, comunidad o ciudad existen personas con más poder que otras y que muchas veces lo usan con el propósito de beneficiarse a costa de los demás.

Es por esto que la desigualdad de poder se lleva tan bien con la pobreza, porque cuando existe mucho poder en las manos de muy pocos que pueden decidir sobre la vida de muchos sin ningún límite, se crea el ambiente perfecto para los abusos y la búsqueda desmedida de poder, estatus y recursos.

¿Y qué tiene que ver con el emprendimiento social?

¡Si eres emprendedor(a) social el tema es súper importante!, porque puede ser que por no conocer las relaciones de poder que condicionan las necesidades de tus beneficiarios/clientes, tu proyecto, servicio o producto no tenga el efecto esperado o, de plano, sea rechazado por las personas que tienen poder y se sienten amenazados por tu intervención.

Por ejemplo, supongamos que la empresa social Epic Queen quiere empoderar a mujeres adolescentes a través de la tecnología en una comunidad donde el machismo es muy fuerte ¿cómo van a responder los hombres de la comunidad?, ¿qué tal que las chicas son castigadas físicamente o sus computadoras confiscadas?

O supongamos que Échale a tu Casa llega a un acuerdo con un líder local para construir un centro comunitario con su original técnica de construcción ¿podemos asegurar que el edificio beneficiará a todos o sólo al líder y sus amigos?, ¿quiénes salen perdiendo?

En estos casos imaginarios y cualquiera del mundo real, una pregunta clave que hay que responder antes de cerrar los acuerdos sería ¿cómo puedo asegurar que los más pobres y sin poder puedan gozar de los beneficios y (en un caso ideal) darles más poder (empoderar) para que en adelante puedan tener más “habilidad para lograr sus propósitos” por sí mismos?

El emprendimiento social, por ser social no sólo quiere decir que ayuda a la gente, sino que también debe enfrentar las complicaciones de la vida en sociedad y, en casos donde el poder es muy desigual, no sólo estamos hablando de fracasos para la empresa sino incluso en daños a las poblaciones que en realidad queríamos beneficiar.

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