Emprendimiento social, ¿una tendencia millennial?

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¿El emprendimiento social es una tendencia millennial?

“Millennial” es el término que se usa para nombrar a la generación de personas que nacimos entre 1981 y el año 2000. Entre otras características, nos definen –o esos dicen los estudios de mercado– el alto nivel de participación en redes sociales, los trabajos flexibles y el hecho de que buscamos satisfacción personal más allá de una retribución económica.

Considerando esto, y pensando que justo en los últimos años los millenials han empezado a desarrollarse profesionalmente –cuando el emprendimiento social ha tenido su mayor crecimiento– sería lógico preguntarnos: ¿el interés por desarrollar negocios que generen impacto es un tema generacional?

Pero, ¿quién dice que otras generaciones –los baby boomers o la generación X, por ejemplo– no consideraban importante trabajar para generar un cambio? Mi respuesta es: no, el emprendimiento social no es un fenómeno exclusivo de los millennials. ¿Por qué lo creo?

Los emprendedores son mucho más que una moda

Es cierto que el término “emprendedor” está de moda, pero eso no significa que emprender sea una novedad.

Uno de mis abuelos llegó a México en los años cincuenta. Empezó trabajando como asistente en un club deportivo y, después de unos años, abrió su primera tiendita de abarrotes. Con el tiempo logró construir una pequeña cadena de supermercados que eventualmente vendió cuando entraron las cadenas americanas.

Mi otro abuelo perdió a su papá a los 16 años y empezó a trabajar distribuyendo granos y materia primera de la central de abastos a las panaderías. Nunca dejó de trabajar, y creó una empresa de leche que ahora cuenta con diferentes espacios en la central.

Mis dos abuelos, así como estoy seguro muchos de los suyos,  fueron grandes emprendedores. Aunque nunca se definieron a sí mismos con ese término, desde mi punto de vista son una gran inspiración para cualquiera que quiera poner su negocio.

Ahora estamos más enterados de lo que sucede “allá afuera”

Como ya mencioné, una de las principales características de los millennials es la conectividad. Las redes sociales nos permiten estar mucho más informados de lo que sucede a nuestro alrededor, y eso facilita que sintamos los problemas sociales como propios. Además, esta cercanía nos hace sentir que resolverlos se encuentra a nuestro alcance.

Para otras generaciones, esto no era una realidad. Por un lado, los grandes problemas sociales que hoy vivimos no habían escalado como ahora, y por otro lado la falta de información no permitía estar al tanto de manera tan directa de lo que sucedía alrededor. Más importante aún, pocas personas se sentían con el poder de cambiar las cosas.

Los millennials nos encontramos en un lugar privilegiado. Tenemos todas las herramientas para resolver los grandes problemas sociales. El emprendimiento social se ha convertido en un camino viable para generar un cambio a gran escala. Cada vez hay más herramientas y recursos para desarrollar negocios que puedan cambiar el rumbo de las cosas, y el hecho de estar más conectados nos permite involucrar a otras personas y compartir nuestra misión.

Así que dejemos de rompernos la cabeza pensando si nuestra generación tiene más conciencia o es mejor que las anteriores. ¿Por qué no mejor empezamos a entender que, con todos los recursos que existen hoy, tenemos una gran responsabilidad por delante? Asumámosla y construyamos un mundo para que las generaciones futuras conozcan los problemas sociales en los museos.

Sigamos la conversación en Twitter: @delcerrojuan

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