¿Cómo entender el ecosistema de Emprendimiento Social en la Región? 6 Claves

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Por Alfonso Ricardi

Para cultivar un buen ecosistema de emprendimiento social en México y Centroamérica es necesario entender cómo funciona.

El emprendimiento social es, en algunos aspectos, diferente al emprendimiento tradicional, y por tal motivo el ecosistema que lo compone también llega a comportarse de manera diferente.

Alyssa Huberts, en el reporte de Ashoka “Emprendimiento social en México y Centro América: Tendencias y Recomendaciones 2015”, da seis claves para poder entender el ecosistema en la región.

*Un emprendedor social tiene un perfil diferente a un emprendedor tradicional

La idea concebida por parte de los emprendedores sociales parte de querer resolver una problemática. Un emprendedor social está (o debe estar) enamorado del problema social y comienza su empresa por justamente querer darle una solución al mismo.

Por su parte, y de acuerdo a Alyssa, un emprendedor tradicional solo inicia un proyecto si tiene la certeza que éste le va a retribuir financieramente a largo plazo.

Esta mentalidad, este enamoramiento del problema, lleva a que estos emprendedores se lancen a crear un negocio sin tener las habilidades necesarias para llevarlo.

“Los emprendedores sociales pueden acercarse al sector con la comprensión íntima del problema que buscan resolver”, escribe Alyssa sobre entrevistas que realizó a inversionistas y aceleradores, “pero a menudo no están preparados técnicamente para los aspectos operativos de la gestión de una empresa.”

*No todo se resuelve con negocios

Decía Juan Del Cerro, director de Socialab y fundador de DisruptivoTV, en su presencia en el ForoMty, que hay problemas que solo la filantropía o los modelos no lucrativos podrán resolver.

Es verdad que los modelos sociales lucrativos representan un atractivo para los inversionistas, sin embargo y como lo menciona Alyssa, si todos los inversionistas decidieran volcarse a organizaciones que además de resolver problemáticas sociales, generan buenos rendimientos financieros se correría el riesgo que problemas como derechos LGBT, trata de personas o derechos de periodistas, pierdan o vean disminuido su apoyo.

Por eso, no toda iniciativa social debe ser un negocio social, y esto es algo que el ecosistema debe entender, porque los emprendedores sociales verán que por más innovadora que es su solución quizás no llegue a todas las comunidades.

“Independientemente del modelo que elijan, los emprendedores sociales deben estar conscientes de que llevar una solución a las poblaciones con más necesidad puede requerir enfoques adicionales que no se ajustan a la tendencia con fines de lucro”, argumenta Alyssa.

*Emprendedores sociales buscan soluciones de escala

Escalar es diferente para un emprendedor tradicional y uno social. Para el primero significa que su producto, marca o negocio se expanda, pero para el segundo esto significa identificar y aprovechar los actores más efectivos, para aplicar su solución innovadora a gran escala, de acuerdo a Alyssa.

Las ideas de los emprendedores sociales necesitan una colaboración de todos los sectores, tanto gobierno como iniciativa privada.

“…debido a que el emprendedor social no busca exclusivamente beneficiarse con su idea, los accionistas deben estar más abiertos a soluciones como las asociaciones con el gobierno o la colaboración con las grandes y poderosas corporaciones en la región”, explica Alyssa.

*La transición a un ecosistema de emprendimiento social que satisfaga tanto a inversionistas, corporaciones y emprendedores puede no ser sencilla

Se requiere de mucha creatividad para que los engranes funcionen perfectamente para todos. Inversionistas y empresas usualmente buscan que los resultados sean a un corto plazo, o que los emprendedores sociales tengan un gran tamaño e impacto, y por tal razón muy pocas veces hay un acuerdo entre sectores.

Bajo este esquema, los emprendedores son los que se tienen que adaptar a las reglas del juego y seguir el proceso que dicta el mercado tradicional, no obstante y como lo menciona Alyssa, los financieros deberían ser más flexibles.

“Encontrar maneras de adaptar proyectos más pequeños o aquellos que no se ajustan a sus paquetes normales de inversión sería un indicador importante de una inversión legítima en la salud por parte de este sector de inversionistas”, escribe.

Igual para las empresas interesadas en dar el salto de responsabilidad social a una cadena híbrida de valor. El proceso (muy) probablemente no sea rápido e implique unos dolores de cabeza, pero con un proceso bien establecido basado en la comprensión correcta de las necesidades, los resultados se verán.

 *El ecosistema está en una etapa temprana

La creación, establecimiento, crecimiento y consolidación de un ecosistema no pasa de la noche a la mañana, y por lo menos en la región éste aún se encuentra en desarrollo.

“Si alguna vez vamos a desarrollar el ecosistema, necesitamos cuidarlo en sus primeras etapas y crear las condiciones favorables para su crecimiento futuro”, expresa Alyssa.

Por ejemplo, una de las condiciones es comprender que las inversiones de impacto pueden no generar rendimientos al instante. Se debe tener paciencia y sobre todo se debe acompañar el proceso para asegurar su impacto social y económico.

*El cambio sistémico requiere tiempo

Como bien es mencionado por Alyssa, un ecosistema exitoso necesita tanto de accionistas pacientes y presentes, como de emprendedores preparados y capaces de medir su progreso de manera constante.

Sí, el cambio sistémico requiere tiempo, pero de vez en cuando podemos medir y monitorear el camino hacia el cambio a largo plazo.

Fuente original: simplechange

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